Los reptiles adaptados a un medio de vida terrestre tienen varias adaptaciones. Los lagartos, por lo general, poseen patas largas y dedos y uñas traseros bien desarrollados para impulsarse contra el suelo. Algunos pueden ponerse en dos patas y correr más rápidamente; también tienen una cola larga que sirve de contrapeso en la carrera. Las serpientes poseen otro tipo de adaptaciones. Pueden desplazarse doblando el cuerpo y empujándolo hacia atrás. Las escamas están dispuestas de forma que la serpiente no se desplace hacia atrás. Otras serpientes se desplazan por la arena o el barro con un movimiento sinuoso lateral, que consiste en usar un punto de contacto con el suelo como palanca y, acto seguido, separarse del suelo para asegurarse un nuevo punto de contacto. Muchas serpientes terrestres se caracterizan por ser largas y estrechas, con colas largas, para desplazarse rápidamente. Las tortugas terrestres tienen el caparazón abovedado o estrellado, y patas gruesas con uñas fuertes para moverse mejor o excavar. En cuanto a las aves, las adaptaciones son similares entre ellas. Algunas aves han perdido la capacidad de volar (al ser muy grandes o vivir sin depredadores. Otras, en cambio, conservan las alas, pero suelen andar y correr. Estas aves son frecuentemente pesadas, como el pavo real y la avutarda.
Video reptil terrestre la tortuga
Reptiles arborícolas
Al igual que los reptiles terrestres, los reptiles arborícolas tienen adaptaciones a su medio de vida. Los lagartos, por ejemplo, tienen garras afiladas para aferrarse a las ramas de los árboles. Los gecónidos se agarran a las superficies utilizando láminas almohadilladas en las plantas de sus patas. Los camaleones tienen dedos oponibles y una cola prensil. Aún sin tener patas, las serpientes trepan con facilidad. Hay algunas que incluso escalan árboles sin doblar su cuerpo, usando las grietas de las cortezas como puntos de agarre. Otras serpientes arborícolas tienen una sección transversal triangular, lo que da más rigidez al cuerpo cuando lo extienden sin soportes en la ascensión. Los reptiles arborícolas suelen tener los ojos hacia delante para apreciar bien las distancias. Otros reptiles de estos hábitos pueden planear, como es el caso de los gecos voladores, los lagartos del género Draco o las serpientes planeadoras. No obstante, estos animales no vuelan realmente. Las aves arborícolas se caracterizan por la forma de sus patas y su estructura, adaptada para agarrarse firmemente a las ramas, como es el caso de los tucanes y pstitaciformes.
Video reptil arborícola la iguana verde
Reptiles acuáticos
Muchos reptiles pueden nadar, pero sólo se consideran acuáticos si pasan gran parte de su vida en el agua. Muchos de estos reptiles son ovíparos y tienen que ir a tierra a desovar, pero algunas serpientes marinas son ovovivíparas y no van a tierra firme. Otra necesidad de estos animales es la de respirar, pero algunos han desarrollado adaptaciones para permanecer bajo el agua durante largos períodos. Las serpientes marinas tienen válvulas que cierran las narinas, una boca hermética y una piel permeable que absorbe oxígeno. Las tortugas marinas pueden permanecer muchas horas bajo el agua. Los cocodrilos y lagartos semiacuáticos tienen patas palmeadas, y se mueven sinuosamente. Las serpientes marinas, cocodrilos y lagartos semiacuáticos suelen tener la cola en forma de remo que les ayuda a desplazarse. Las tortugas marinas tienen las patas anteriores en forma de remo para impulsarse en el agua. Como los riñones de los reptiles no toleran la sal, los reptiles marinos tienen glándulas excretoras de sal. Las tortugas marinas, por ejemplo, tienen glándulas lacrimales modificadas para expulsar salmuera y las iguanas marinas estornudan y expulsan la sal. Para adaptar sus sentidos a la vida en el agua, los cocodrilos y serpientes acuáticas tienen los ojos y las fosas nasales altos para permanecer inmersos y poder ver y respirar. Las aves marinas poseen muchas adaptaciones a este medio: algunas tienen el plumaje impermeable, otras han perdido la capacidad de volar para nadar mejor, otras poseen bolsas en el pico para atrapar peces, y muchas poseen coloración críptica. También cuentan con dedos palmeados. Las aves dulceacuícolas también tienen esta última adaptación, además de cuellos normalmente largos para poder atrapar a sus presas sin sumergir el cuerpo.
Video de reptil acuático la tortuga marina
Reptiles subterraneos
Al estar la cabeza siempre en contacto con el suelo y debido a la falta de luz, los ojos de los reptiles subterráneos están atrofiados y son rudimentarios, en general. Así mismo, la mayoría de los reptiles que realmente viven bajo tierra carecen de patas, ya que aunque pueden ser útiles para excavar, producen mucha fricción y ocupan espacio. Los huesos del cráneo de muchos lagartos y serpientes subterráneos están fusionados de forma compacta y sirven de ariete. Las serpientes de la familia Typhlopidae tienen una punta afilada en la cola que sirve de anclaje cuando se abren camino por la tierra con su cuerpo liso. Los anfisbenios, que son en su práctica totalidad subterráneos, tienen cuatro tipos de cabezas para excavar: cabeza redondeada, de pala, aquillada y de escoplo.
Video de reptil subterrano la culebrilla ciega
Reptiles de Islas o Insulares
Se considera a los reptiles insulares a aquellos reptiles descendientes de una especie continental o insular que llegó a una isla por medio de un objeto flotante. Los reptiles insulares más representativos son los lagartos. Muchos viven en y bajo de la madera de deriva que es barrida por el mar y transportada a orillas distantes. Algunas salamanquesas ponen huevos tolerantes a la sal, son pegajosos tras la puesta y se adhieren a superficies una vez secos. El principal problema para un reptiles que llega a una isla es la ausencia de un segundo miembro de su especie. Muchas veces llega un individuo a través de un tronco o una balsa, pero es un fenómeno raro y en casi todos los casos no llega un segundo miembro de la especie mientras el individuo principal sigue vivo. Sin embargo, algunos gecos son partenogenéticos, y no se necesita a los machos para la reproducción. Algunas lagartijas del género Cnemidophorus partenogenéticas necesitan ser cortejadas por otras hembras para ovular. Las aves tienen menos dificultades para llegar a las islas por su facultad de volar, aunque algunas, al tiempo de establecerse en las islas, pierden la capacidad de volar. Los reptiles insulares se caracterizan por ser enanos o gigantes: los jaraguas, la boa enana de Cuba o el colibrí abeja presentan casos de enanismo, mientras que el dragón de Komodo, la tortuga gigante de las Galápagos, el escinco gigante de Salomón, el lagarto gigante del Hierro o el extinto moa son gigantes para lo normal en su grupo.
Video de reptil de Isla El dragón de Komodo
Reptiles voladores
En realidad, los únicos saurópsidos actuales con la capacidad de volar son las aves. Los extintos pterosaurios también poseían la capacidad de volar. A pesar de que otros son capaces de planear entre los árboles (gecónidos «voladores», serpientes planeadoras), no se les considera voladores. Las aves, así como los pterosaurios, han desarrollado muchas adaptaciones al vuelo. Una de las más importantes es la modificación del esqueleto. Ambos grupos tienen huesos huecos que suponen menos peso que levantar al volar. Las aves también han adaptado su esqueleto al vuelo fusionando muchos de sus huesos. El aislamiento térmico es otra adaptación. El vuelo es una acción que precisa mucha energía, y el pelo y las plumas ayudan a conservarla. Además, las plumas de las aves se han diversificado para diversas funciones: mientras el plumón y las tetrices cumplen una función aislante, las remeras y las timoneras ayudan al desplazamiento en el aire. Otra característica es la adaptación de los cuerpos para ganar velocidad y desplazarse mejor en este medio. Algunas aves predadoras, como los halcones, necesitan ser aerodinámicas para ganar velocidad en el aire y atrapar con mayor índice de captura sus presas. Algunas aves se han adaptado tanto al vuelo que las patas se encuentran atrofiadas, como en el caso de los vencejos. Los pterosaurios, por otra parte, desarrollaron una característica única: el cuarto dedo de sus extremidades anteriores se alargó para desarrollar entre él y las extremidades posteriores una membrana para poder mantenerse en el aire.
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